Se abre el telón palpebral. Sigues sin ver. Los espasmos de tus pestañas siguen sin liberarte de la cárcel a la que te has acostumbrado. Niégalo. Acéptalo. Eres un preso. Eres una presa. Tu capacidad de controlar el volumen de la circunstancia te supera, te rebosa, te derrama y te salpica. Lo niegas. Te ahogas poco a poco, te asfixias, mientras abres la boca y respiras agua oxigenada. Te dejas la garganta en un silencio de redonda, ¿anorexia musical?.
Se abre el telón palpebral, te liberas, cortas las cuerdas del titiritero sádico que construye tu vida. El nudo atascó la introducción y te condujo a un efímero desenlace. La cruz de ser marioneta es ligera, es cómoda, pero eres consciente de que tu lado autómata se está apoderando por control remoto desde una órbita de calidez conocida. Tu corazón late y al mismo tiempo hace ecuaciones diferenciales. ¿el amor para ti es aritmética neuronal?
Se abre el telón palpebral, te irradia esa luz, te posee, te maravilla, tus pupilas se sienten diminutas ante tanta fogosidad, las candelas de la pasión son demasiado demasié para ser medidas. Te encanta la luz que desprende el lado oscuro, lo ilegal y prohibido. Te embelesas con las sombras viviendo ligado a un filamento de wolframio de brillo débil y moribundo. Déjame guiarte a lo largo de las lápidas de bombillas relucientes y estereotipadas.
Se abre el telón palpebral, una lente opaca cubre tus ojos, un filtro invisible. Aunque la lesión ya ha dejado huella macular. Lo niegas, lo sabes, lo destierras, lo descubres. Lo sabes, lo sé ¿entonces qué?.
¿ojos que no ven corazón que no siente? ¿corazón que siente ceguera cortical? ¿soy ciego yo? todos lo ven, yo ya no sé qué pensar, para ti el foco de la imagen es omnipresente, puede estar en el punto óptimo o en un eclipse a años luz de distancia.
Se abre el telón palpebral, me hipnotizan los actores que se desnudan en el escenario con movimientos tranquilos, serenos, pensantes, inquietos, seductores, cabrones. Me pierdo en un mar de posibilidades. Me dedico a estudiar cada segmento uveal buscando un significado misterioso.
Se abre el telón palpebral, pero tu ahí sigues en pausa. Como si nada. Se cierra el telón palpebral te acaricio como buen espectador. Te recorro buscando cualquier indicio de orzuelo.
Se abre el telón palpebral y sólo busco mi reflejo. Perlas, ópalos y jade de algún despistado dueño.
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