-Hola, me llamo Fabio, tengo 23 años y estoy un poco nervioso - dijo mientras se miraba los pies con un gesto nervioso, y una gota de sudor brotaba de su frente.
-Hola Fabio - dijeron al unísono unas cuantas voces
- mmmahmmmmehhhmmm mm - oyó decir a la persona estática bajo la capa negra.
- Continúa por favor Fabio, queremos saber cómo podemos ayudarte - dijo un caballero vestido con una camisa blanca con chorreras y botones carmesí, pantalón raso de negro y un brillo de labios cianótico. - Queremos saber más de ti, aquí todos sabemos todo de todos - dijo mientras jugaba con su pelo azul, largo y desmoronado sobre su frente. Le inquietaba el hecho de no verle los ojos.
-Veréis yo siempre he sido el cateto que se ha quedado fuera de los triángulos amorosos en los que me veía envuelto. Tanta crueldad pitagórica me abrumó y...
- No digas más, tienes el corazón roto - dijo el chico del piercing en el septum. Aquí nos encanta coser trozos de vísceras reventadas. El taller de Frankenstein es todos las martes a las siete.
- Perdonarás a Isaías, es tan impetuoso que parece haber olvidado que le han cosido las muñecas cuatro veces - dijo una mujer en un vestido rojo intenso con una raja lateral por la que asomaba una pierna blanca coronada en un zapato de tacón negro, aunque lo más llamativo era el escote. Un busto generoso y una sonrisa traviesa.
- No todos somos igual de ninfómana que nuestra querida amiga Isabelle - dijo Isaías.
- mmmhhhhummmm maaaahhmmmm mmm
- Bueno Bueno chicos, no empecemos a discutir quién está peor de todos nosotros. Dijo con autoridad mientras enredaba su melena azul entre sus dedos con suavidad. Sigue, Sigue no les hagas caso.
- mmmmhhhmmm mmm
- No sé, yo estaba enamorado. No podía resistir la tentación de mirar sus ojos, esos ojos. Quería acariciarle. Quería abrazarle. Quería ser suyo.
- Quería que me empalara juju, porque le quiero mucho juju - Dijo Isaías travieso. A mi me encanta empalar cielo.
- Isaías, cállate - Dijo la chica del camisón roído, una lámina de papel con cabeza y miembros.
- ¿Vas a venir a darme laxantes? Ágatha es más mona, se pasa mucho tiempo en el baño "peinándose".
- Haz el favor de seguir Fabio. Dijo mientras cruzaba una pierna sobre la otra nuestro peliazul mediador.
- Ese chico me lanzaba señales confusas, no me quedaba claro qué quería de mi. ¿Mi amistad? ¿Sexo? ¿Mi amor? Hasta que me harté, me harté de sus toqueteos, de su tonteo, y de su juego. Pero me seguía gustando y no sabía que podía hacer.
- ¿Y le prendiste fuego a su novio?¿apuñalaste a su novia tal vez? - Dijo una voz dulce pero grave, de un señor sonriente con cara de no haber roto nunca un plato.
- Eso es ser indulgente, yo habría violado al muy hijo de puta delante de su familia en la cena de Navidad con una maza de pinchos. De verdad, mira que eres bueno Juan. Dijo una mujer con el pelo rapado en una mitad de la cabeza, un piercing encima de la ceja izquierda y un tatuaje de un triángulo rosa en el cuello.
- Callad y dejad que siga. Dijo mientras miraba un espejo de mano y hacía poses el mediador de tan peculiar debate. Te escuchamos. ¿Qué hiciste?
- No hice Nada. He venido aquí a superarlo.
- mmmmhhhhmmmjmmjmmmmah seguido de una carcajada le hizo detenerse.
- Qué aburrido es el nuevo - dijo el caballero del pelo azul
Entonces se abrió la puerta y apareció un señor con bata que dijo ¿tu debes ser el nuevo no?
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