Dedos en movimiento.
Dedos zigzageando confusos en un océano de aire.
Dedos detenidos segundos después del chasquido.
Pellizcos que dan a luz mudos alaridos.
Manos entrecruzadas, doblegadas.
Muñecas amordazadas, estranguladas entre falanges.
Manos injertadas en otras manos.
Muros invisibles recorridos a mano abierta.
Muros de piel ungidos unguealmente.
Bramidos y Gemidos en frecuencia de infrasonidos, para no ser oídos.
Tracción que te abduce, como cuerda intangible, a un brazo alienígena.
Placaje grácil contra los lados del poliedro en el que el artista hace bondage con las aristas.
Silencio.
Miradas intensas.
Pierna en tobillo. Mano en codo.
Nadie habla.
Gruñidos en braille como paradigma de la acupuntura.
Jaula invisible para dos siameses mudos, ciegos y sordos.
Imagen distorsionada, mímica corrompida.
Cara a Cara especular.
Crujido articular como forma de expresión.
Midriasis y sudor como declaración de intenciones.
Muros invisibles como fronteras inexpugnables.
El índice me señala mientras el pulgar me apuñala.
Llamo al muro con mi corazón, tu lo llamas anular, será por eso que ignoras mi llamada.
Aplaudo agónico la barrera de la lógica.
Ahí estamos los mimos. Entre payasos y artistas. Malabaristas sin pelotas.
El tacto es nuestro método de expresión.
¿Si te mimo me mimas?
... Pero en lenguaje de signos.
Me encanta, Borja! Lo que más me ha gustado del blog hasta ahora.
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