miércoles, 21 de noviembre de 2012

XIII - Carrusel de Cadáveres

"¡El circo de los horrores ha llegado a su ciudad!", "la funesta bacanal feriante les cautivará señores y señoras", "No se pierdan nuestras actuaciones, en nuestro nuevo asentamiento" - iba gritando con un megáfono una figura cubierta en un traje pixelado a cuadros negros y blancos. Un espantapájaros consumido, de piel nívea y uñas de paja quebradiza. "No se pierdan nuestra inauguración, les seducirá" - decía mientras contorneaba los labios en una expresión de despreocupación y luto simultaneamente.

La ciudad no paraba de contemplar los pasacalles con curiosidad demasiado explícita, así fue como me enteré de la existencia del circo de los horrores. Hasta vi el nefasto pasacalles, en el que el arlequín rocambolesco llamado Barón Astrágalo, hacía publicidad mientras se contorsionaba y hacía piruetas, rodeado de su séquito de silenciosos acompañantes, la compañía de bufones "Silencio Óseo". Así fue como llamó mi atención, como decidí ir, a contemplar su caótica y experimental obra.

No tuve que esperar en la cola una eternidad, era como si el tiempo no influyera en el circo de los horrores. Una vez dentro, me dediqué a ver las instalaciones, que aunque se llame circo, no os conduciré a error, era más bien un parque de atracciones.

"En el circo de los horrores, en la casa del terror, no hay espejos deformantes, hay espejos de verdad"
"En el circo de los horrores, el público no aplaude, guarda silencio"
"En el circo de los horrores, no hay comefuegos, hay canibalismo"
"En el circo de los horrores, los leones no están domesticados, andan sueltos"
"En el circo de los horrores, la magia no es prestidigitación, es negra"
"En el circo de los horrores, la montaña rusa, se llama Calvario"
"En el circo de los horrores, todo está permitido, pero todo es castigado"
"En el circo de los horrores, no hay verdugos, sólo víctimas"
"En el circo de los horrores, los cristianos mueren devorados"
"En el circo de los horrores, en las cafaterías sirven recipientes vacíos, larvas y gusanos"
"En el circo de los horrores, reinan el terror, la angustia y la soledad"
"En el circo de los horrores, los circenses llevan piel desollada en vez de maillots"
"En el circo de los horrores, el terror no sólo habita en una casa tétrica, baila libre"
"¿lucharás contra el horror o serás parte del mismo?"
Decía una voz grave, en la entrada al recinto, unas dunas de arena negra que rodeaban una gigantesca jaula de barrotes rojos, y muros de piedras violetas, que contenían el susodicho negocio.

y allí estaban esos ojos azules mirándole friamente, diciendo que el circo de los horrores no existía y que si se estaba tomando la  medicación. Fue entonces cuando recordó donde estaba, la planta séptima, con un pijama verde.

Fue entonces cuando se dio cuenta, de que tenía que escapar de allí y volver al circo de los horrores, siempre que no estuviera dentro del mismo...

Me la estoy tomando doctora, claro que no fue real... pero fue tan real.
Mientras asentía de esa forma tan molesta, fingiendo que le hacía caso y que le preocupaban sus problemas, cogió rápidamente la grapadora de la mesa de ébano del despacho y golpeó con ella en la cabeza a la doctora, antes de que pudiera pedir ayuda.
Robó su bata, robó sus llaves y con unas tijeras de un cajón, emprendió su escapada, del "Séptimo infierno", una de las atracciones que había leído en el puesto de información del parque.

"En el Circo de los horrores, se puede entrar, no salir" repetía en su recuerdo la voz.
Era hora de revelarse.