martes, 3 de febrero de 2015

El síndrome del hombre momia

Era uno de esos días de verano, en los que el calor estival fustigaba más que una convención de charmanders en Egipto. El lino que le cubría estaba impregnado en sudor, y en los diferentes ungüentos que usaron para embalsamarle. Cada día que despertaba lo hacía en sarcófagos diferentes. Todos le hacían sentir de la misma manera, en proceso de descomposición. Majestuosos rituales en pirámides pélvicas hacían recuperar el entusiasmo del Osiris de turno. El hombre momia siempre terminaba igual, impregnado de nácar de Isis, en capas y capas de scotex.
Los hombres momia son fáciles de reconocer por su mirada perdida, y su predisposición al sarcasmo. Por la búsqueda de la atención para no perderse su memoria, sus jeroglíficas hazañas y su historia. Los hombres momia son muertos esperando un poco de luz en sus vendas.
Enrrollarse con un hombre momia es fácil, pero cuidado con dejarles desnudos, son frágiles y enigmáticos. Klínex con dos piernas sin ilusión ni esperanza, pero con una cripta llena de escarabajos de azabache.
Los hombres momia, siempre quieren rollo. Van de enrollados, pero están vacíos por dentro, divididos canópicamente entre el parecer, el aparentar, el qué dirán y el qué filtro uso de instagram.
Los hombres momia marcan abdominales, les han eviscerado para estar divinos. Viven en el paraíso terrenal al que han sido conducidos por pesar más su pluma que su corazón. O algo así, la cosa es que Anubis decide con su báscula si tienen el factor x.
Los hombres momia, al fin y al cabo no son tan interesantes como los arqueólogos nos quieren hacer creer. Una muda abandonada de lo que en vida fue un auténtico faraón. Pero sus grupies disfrutan de parcela en parcela en el valle de las Reinas, o en el de los Reyes.
Encontrar un hombre momia parece ser algo extraordinario, cuando lo realmente extraordinario es encontrar una pirámide, un misterio imperecedero de la arquitectura, con un toque mágico y lleno de enigma y robustez.
Las momias se acaban descomponiendo, Las pirámides permanecen ocultas en la arena del tiempo albergando todo tipo de preguntas.
¿De verdad son tan interesantes los hombres momia de la dinastía mariclón?
Yo me quedo con las pirámides, que luego descubres que Tutankhamon era tullido y enfermizo y se te cae un mito al suelo.

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